¿No sientes la imperiosa necesidad de equivocarte?, de vivir sin preocuparte de los errores fijando tu meta más allá de las nubes. Vivir al minuto, disfrutando de cada inhalación, disfrutando de las risas y las lágrimas. Vivir sin un plan, arrasar con todo y con todos mientras pasas al lado de la gente agitando sus vidas como un vendaval. Seguir siendo un niño ajeno a los problemas y tribulaciones de un mundo de adultos donde la diversión es algo negativo. Donde te ves obligado a madurar bajo la amenaza de sus pistolas en tu nuca, un mundo donde los niños ya no existen y la felicidad se ha extinguido con ellos.
Yo soy un criminal, un revolucionario o un simple estúpido decidido a vivir con espíritu de niño, decidido a sonreír cada vez que me llaman inmaduro por seguir soñando o porque mi actitud no les parece la apropiada en sus “serios” asuntos. Vivo de bromas y sonrisas, de buenos momentos con mis amigos, soñando despierto con otro mundo donde todo es posible. Soy de esos que piensan que la mejor medicina para los malos momentos es un abrazo sincero, de aquellos que se sonrojan con un beso pícaro. Creo sinceramente que los monstruos existen, tengo miedo a la oscuridad y para mí una piruleta es un tesoro, aunque jamás comparable al de un buen amigo. Soy rico, inmensamente rico, pero no tengo dinero, soy rico en emociones y fantasías, rico en amistad e imaginación. Imaginación, posiblemente mi mayor y único talento, una cualidad desarrollada entre libros, entre miles de páginas, cientos de aventuras y decenas de mundos en los que la ley omnipresente de “ser serio” no existe, donde la libertad se puede respirar y no es necesario refugiarse en la niñez para ser verdaderamente feliz. Gracias a las letras he conseguido mantener en mi poder la llave de mis cadenas, llave que escondo en lo más profundo de mi ser. Para, de vez en cuando, escapar y ser libre refugiándome en los sueños que pueblan mi mente con escenas mágicas y maravillosas.
Soy un niño, o quizás un inmaduro obligado por las circunstancias, pero gracias a ello sigo recorriendo mi camino hacia la felicidad. Aunque sea un camino difícil y prácticamente intransitable.
Mucha gente pierde esa faceta -.-'
ResponderEliminarpero eso si que es verdad, tu sigues siendo un niño :D
Buen blog
ResponderEliminarCurioso, mejor dicho: Anecdótico, que tus escritos no tengan un título.
Muchas gracias, siempre sienta bien que la gente reconozca lo que hagas.
ResponderEliminarWAIT WAIT WAIT WAIT... ¿¡POR QUÉ NO SOY LA PRIMERA EN COMENTAR?
ResponderEliminarQue bonito... Creo que pocas personas se saben describir a ellos mismos con tanta sinceridad (y a la vez, con tanta poesía sin rima).
El último parrafo es simplemente sublime <3
Ahhh, se te han adelantado :)
ResponderEliminarY eso que no he hablado de lo capullo que soy ;)
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