jueves, 10 de mayo de 2012

Poesía


He encontrado un cuaderno cubierto por el polvo, en sus tapas se aprecia el estrago del tiempo, sus cubiertas llenas de polvo son el testigo. Sus hojas están cargadas de vida, cargadas de experiencia y sentimientos, pero algunas páginas están raídas. Es delicado y temo romperlo con cada movimiento de mis torpes dedos. Este es su comienzo:

Entre mis hojas hallarás consuelo,
entre mis páginas hallaras tormento.
Tu sangre es mi tinta
y sus curvas tu anhelo.

Lo leo con cuidado, acariciando su lomo curtido por las heridas de la batalla contra el paso de los años, me atrapa, no sé exactamente donde estoy y mi conciencia ha comenzado a desvanecerse. En mi mente las ideas brotan, mezcladas con imágenes oníricas surgidas de lo más profundo de mi alma.

Ahora sé que este libro no me pertenece, se que hace un par de horas no estaba en la estantería. Sé que el libro es mi llave, es el pasaje que me permitirá huir de la realidad para evadirme en la belleza de la locura.

Me siento sobre mi butaca preferida, el viaje que voy a comenzar solo posee estación de salida, el itinerario y su destino son un misterio. Paso la página y me zambulló totalmente entre un mar de letras, de metáforas y lirismo.

Así encontrarán mi cadáver, perdido entre páginas, flotando entre ideas pero con los pies y el pesado cuerpo aún recostados en mi butaca preferida, dedico el último vistazo a la realidad y desato el último cabo que me ata a ella.


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