martes, 2 de agosto de 2011
Una vez me dijeron que mirara al cielo, que levantara la vista, que dejara de un lado mis problemas y fuera libre, libre de mirar hacia un futuro brillante, un futuro sin guerras, un futuro sin hambre, un futuro sin la hipocresía que impregna estas palabras. Pero yo me pregunto por qué el cielo es la libertad, por qué la libertad esta representada por algo que se nos presenta inalcanzable desde que nacemos y a lo que estamos condenados a desear, a morir por un sueño irrealizable, eso es para nosotros la libertad. Un ideal, algo idílico, una mera quimera que nos ciega y nos priva de cualquier capacidad de albedrío, una paradoja, la mayor ironía de la vida, eso es, o por lo menos eso es para mi la libertad. Y estoy dispuesto a defender mi sueño con mi vida, porque es algo intrínseco a la mentalidad humana, una persona sin sueños no es una persona completa.
Últimamente me siento como si hubiese despertado de un sueño, siento como si mi cerebro hubiese estado aletargado durante mi corta vida y de repente un jarro de agua fría me hubiese caído directo a la cara, espabilándome y haciéndome consciente de el cruel mundo que me rodea. Miro la televisión y me entran ganas de vomitar al ver a los mismos de siempre, quizás con una careta distinta, pero los mismos coyotes puestos al servicio de una audiencia creada a su imagen y semejanza, trasmitiendo un mensaje constantemente, un mensaje casi hipnótico, más propio de novelas de ficción en las que las masas sufren un lavado de cerebro y se ponen al servicio de un dictador con malvados planes. Pero este mensaje es aún más terrorífico, ya que la gente no se da cuenta, o más bien no se quiere dar cuenta de que les maneja alguien, de que desde las sombras se les imparte otro tipo de educación, la educación del consumo, la educación del dinero. En la cual un dogma hace parecer ridícula la fe de otras, un dogma seguido por millones de personas a lo largo del mundo, del que solo un reducido grupo de afortunados se ve libre. El dinero como lo más importante de esta vida y el sueño inalcanzable al que aspiramos.
Pues yo quiero decir algo, quiero escupir sobre el dinero, quiero recobrar los pequeños placeres de la vida, quiero tomar como sueño vivir miles de aventuras y como esperanza la certeza de que este mundo aún tiene salvación.
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