martes, 2 de agosto de 2011
La melodía de una dulce voz inundo aquel bosque, el aire vibraba cargado de notas alegres mientras de la garganta de aquella joven seguían surgiendo las palabras como el agua surge de un manantial. Para ella era el primer día de verano, el calor ya se notaba y caminaba bajo un resplandeciente solo que iluminaba todo con una luz deslumbrante, quizás demasiado deslumbrante habría pensado la chica, si existiese un hueco en su cerebro donde se pudiese colar algún pensamiento que no fuera él.
Poco a poco su voz se fue acallando, a medida que la sombra crecía delante de ella, más sorprendida que asustada miró al cielo en busca de alguna nube que pudiera oscurecer el sendero de aquella forma.
Pero el cielo estaba completamente vacío, no había nada, ni sol, ni nubes, ni pájaros , solo blanco, ¿dónde estaba el resplandeciente sol de hacía un momento?, ¿dónde había ido a parar ese pequeño gorrión que gorjeaba alegremente sobre la rama de un árbol? . La chica se sentó, con la sensación de estar viviendo una pesadilla, tomo aire e intento volver a tomar el control de sus temblorosas manos. Recogió la cesta caída a su lado, su contenido esparcido en el suelo fue el último golpe que pudo soportar antes de que su mente estallara, cayó inconsciente junto a los gusanos que se retorcían en la comida podrida de su cesta.
Despertó en medio de una terrible oscuridad, intento incorporarse y al apoyar su mano en el suelo aplasto una manzana podrida, retiró rápidamente la mano cayendo de nuevo al suelo con una mueca de asco en la cara.
-¿Hay alguien ahí?, fue lo único que atino a articular. Que típica le sonaba esa frase, sonrió, se sonrió a si misma, una sonrisa temblorosa, que afloró en sus labios como el niño que se asoma tapándose con las sábanas tras oír un ruido en la oscuridad.
De repente una risa le heló la sangre y la sonrisa, sus piernas le fallaron y cayó por tercera vez al suelo, sollozando con las manos en la cara mientras se preguntaba qué había pasado con su mundo, dónde estaba y qué coño ocurría en ese maldito bosque.
Un ruido a su espalda la estremeció, no le importaba que era , no se iba a quedar a descubrirlo. Se incorporó y echo a correr, dejando atrás su miedo se internó más en el bosque mientras las afiladas ramas de los árboles abrían surcos en sus brazos. El dolor aclaró su cabeza, algo raro pasaba, no era simplemente lo que había visto, era lo que sentía , esa sensación de que todo se ha ido a la mierda, de que no queda nada, era extraño y ni si quiera lo entendía, pero en ese momento era lo único de lo que estaba completamente segura.
Corrió hasta que los pulmones comenzaron a arderle y entonces corrió aún más, impulsando mecánicamente sus piernas mientras se dirigía hacia donde recordaba, estaba el camino. Paró un momento al lado de un arroyo, tras una hora de carrera no podía moverse más, bebió ávidamente hasta calmar su sed y tener el estomago a punto de reventar. Sin darse cuenta cayó dormida en medio de la hierba.
Aquella noche tuvo la más horrible de las pesadillas, pero lo peor de todo fue comprobar que al despertar no había desaparecido, abrió los ojos lentamente rezando por que todo se hubiese esfumado. Aún seguía allí, ese bosque oscuro y tenebroso en el qué todo parecía tener ojos y no se escuchaba nada más que una risa lejana.
Se levanto y siguió caminando durante más de una hora, estaba pérdida, no recordaba que la carretera estuviese tan lejos, de hecho el bosque que ella conocía no merecía ni si quiera ese nombre, no era tan grande como este , definitivamente, este no era su bosque. Una débil luz apareció ante ella, solo un parpadeo, un segundo y desapareció, pero lo suficiente para que la viera, la esperanza volvió a su alma, quizás podría salir de allí, quizás podría abrazar de nuevo a su novio, olvidar ese día y seguir con su vida. Poco a poco fue cobrando intensidad , se convirtió en algo deslumbrante y el bosque terminó, desembocando bruscamente en un puente, un puente que por su aspecto parecía abandonado, más bien parecía que nunca hubiese sido utilizado daba la sensación de haber sido construido por un ingeniero loco que plasmo su torturada alma en las vigas de aquel engendro de hierro, avanzo lentamente hacía el otro lado, hacía la luz, no había nada más que eso , una luz que inundaba todo con su blancura e impedía la visión.
Llego al otro lado y topo con un cristal, esperaba cualquier cosa, cualquiera, pero un cristal, qué pintaba allí un cristal, echo vaho para comprobar que no estaba loca, el cristal se cubrió con el vapor creando una película traslucida en la que logró distinguir algo conocido, estaba segura de lo que era , la luz disminuyo de intensidad, permitiéndole reconocer una habitación en la qué había estado mil veces, en la que había pasado los que probablemente fueran los momentos más felices de su vida.
Por fin había descubierto donde estaba, esa pequeña bolita de cristal que contenía un pequeño mundo en su interior, siempre le había producido escalofríos, ahora entendía perfectamente por qué.
Entonces aparecieron , ocultándolo todo, esos ojos azules que siempre había deseado, esos ojos azules que amaba, esos ojos azules en los que se había perdido mil veces, esos ojos azules que le provocaron el mayor pánico que jamás había experimentado.
Esos ojos azules rieron reventándole los tímpanos y convirtiendo todo de nuevo en la mayor de las oscuridades.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario