jueves, 6 de agosto de 2015

Obviedades

Comienza esta historia como todas, con un inicio. Resulta trivial, ¿no?. Un inicio, el principio, la primera caricia entre la tinta y el papel, otra pequeña mella en el tiempo.

Cada historia es como un plomo en el tiempo, cae en su fluir y se hunde, lenta o ágil, creando ondas expansivas en la corriente. Una historia puede ser colosal o diminuta, puede caer liviana como una hoja o estallar rompiendo la cadencia del tiempo.

Ah, pero la mecánica de la narrativa no es algo simple. No se trata de una ciencia exacta, a veces es tan retocida que la medición se torna rompecabezas. ¿Qué convierte a una historia en leyenda? ¿Por que los cuentos son cuentos? En definitiva, ¿qué otorga fuerza a la narrativa?.

Sirvámonos del artificio, diseccionemos cuál rana a la narrativa. Coincidimos en que la narrativa es una narración, una narración que nos desarrolla su trama. He aqui la primera característia, la narrativa es. Y al ser ha de, necesariamente, estar formada por ciertos rasgos, ciertos gradientes de variables que la hacen ser. Si bien la entropía o el grado de caos que presentan, lo que a partir de ahora denominaremos "moléculas narrativas", es variable, estas siempre son.

Podemos por tanto sacar nuestra primerísima conclusión, la entropía de las moléculas narrativas es la que genera la historia. Pero, acaso olvidamos que nos servimos de un artificio, hemos diseccionado a la narrativa si, mas esta no se trata de un ente separado. La narrativa se encuentra subyugada ante el ser humano, si bien podemos afirmar que es, este ser solo puede darse en algo o en este caso alguien.

He aqui la complicación de la medición de su impacto, la narrativa no cobra valor por su idiosincrasia, la narrativa solo cobra sentido cuando es aplicada a un sistema externo, la mente humana. Su impacto solo puede calcularse según se zambulle en los entresijos de la mente.

Y por tanto llegaremos a nuestra segunda conclusión, la narratia es indeterminada. He aqui su magia, la chispa que recorre nuestro cuerpo ante una buena historia no es más que el acomodar de la misma en nuestros circuitos neurales.

Entrar a valorar el ensamblaje de la narrativa en los distintos sistemas mentales requeriría un repaso profuso del impacto cultural, educativo, temperamental... Una tarea titánica que humildemente he de resignar a venideros curiosos.



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