lunes, 30 de abril de 2012

Las luces de París.



Se levantó con el martilleo de cien yunques y el tumultuoso vaivén de las luces de la noche de París aún revoloteando entre sus torpes pensamientos. La luz iluminó suavemente la estancia en la que se encontraba, junto a él, acaparando todas las sábanas agazapada como un felino se encontraba ella. Dormía plácidamente, con una sonrisa afilada perfilada en sus labios. El compás de su respiración marcaba las oscilaciones de las sábanas que tapaban su desnudez. Era el perfecto cuerpo del delito, entre las arrugas de la blanca tela sobresalía una pierna, tentadora y firme era el inicio del camino a la perdición.

Empezó a recordar, recuperó del torbellino de alcohol y humo que fue la noche anterior pequeños detalles. Se acordaba de la nota deslizada sigilosamente por debajo de la puerta de su hotel. Comenzó a recuperar el recuerdo de entre el torbellino de interrogantes. Se acordó de lo que figuraba en la nota, sin aclaración alguna y escrito con caligrafía perfecta se leía una dirección y una frase. La dirección resultó ser de un pequeño café escondido entre las callejuelas de París, la frase era una invitación a perderse entre la noche de la ciudad de las luces:
“Que parezca un accidente y no un crimen pasional.”

Acudió a la cita movido por una curiosidad ardiente, que convertía su cabeza en un hervidero de suposiciones e ideas descabelladas sobre lo que se iba a encontrar. Cuándo entró al pequeño café, todos sus planteamientos se derrumbaron. Frente a él hallo un local prácticamente vacío, en su interior solo se perfilaba la silueta de una mujer entre el humo, su perfume era como hierro candente, se imponía al olor de los cigarrillos y flotaba acompañado de las melancólicas notas de un piano que, ocultó en un rincón, creaba un atmósfera indescriptible. Se sentó junto a ella, titubeante, aún no comprendía lo que ocurría.

Inmediatamente un servicial camarero dejó en la mesa dos copas de algo que no llegaba a recordar. La conversación comenzó a fluir, enigmática, incesante y repleta de sensualidad le envolvió. La noche le persuadió de abandonar la consciencia para perderse en la pasión. Las copas, al igual que la conversación, fluyeron incesantemente, acompañadas por los acordes del piano y con el fondo de dos ojos castaños que invitaban a perderse. Sin que el alcohol hiciera mella alguna en ella, la noche avanzó, cediendo al embate de la Luna las calles de París se abandonaron a la soledad y la tristeza de la oscuridad. Fue entonces cuando ella le condujo a la parte de arriba del café.

A partir de ahora los recuerdos se hacían borrosos e inestables. Recordaba detalles asombrosos, pero no tenía una idea clara de lo que había sucedido. Recordaba la suavidad de la curvatura de su espalda, recordaba sus ardientes besos y los mordiscos salvajes que devoraban hasta el alma. Su mente estaba plagada de imágenes, le asaltaba el recuerdo de sus labios curvándose en forma de sonrisa cautivadora en el instante en que se separaba de él para tomar un breve respiro. La cabeza le comenzó a dar vueltas, perseguida por la cantidad ingente de alcohol y la sinuosidad de sus caderas. Era una completa locura.

Cerró los ojos, intentando aclarar sus pensamientos, ni si quiera recordaba su nombre. Un leve movimiento a su lado le sacó de sus cavilaciones, se giró y contempló dos penetrantes ojos castaños que le miraban, desperezándose.

La besó, sin pararse a pensar en lo que hacía, ya no era él, ya no poseía alma. Era un simple naufrago más, un naufrago en medio de las luces de París.

domingo, 22 de abril de 2012

Locura y soledad.


Huí del mundo buscando la felicidad, buscando esa chispa que me permitiera volver a encender los motores de mis alas. Buscaba algo, cualquier cosa, que pudiera servir como pedernal a mis ganas de vivir, buscaba la llama que permite al fénix resurgir de sus cenizas. Pero solo encontré lluvia, una eterna y desbordante lluvia.

Su repiqueteo en mis sienes abrió mi mente a la locura, poco a poco, desate los nudos que me ataban a la realidad y huí aún más lejos. Dejando atrás el universo huí al país donde la locura y la verdad son una. Allí amarré una última cuerda, tensa y firme me aferró al último recodo de vida. Arribé en el país de las maravillas.

Mas no encontré conejo alguno que me guiara en mi particular periplo hacia la verdad, pues ya no buscaba la felicidad. Cuando deje atrás el mundo y sus habitantes fui consciente de que viven en la mentira, y es bien sabido que para hallar la felicidad debes conocer y ser consciente, pues si vives en el engaño, tarde o temprano la realidad vuelve para despertarte con un profundo golpe de martillo y sin dar explicación alguna se va, dejándote sumido en una montaña de porqués. Así que decidí dejar de lado la felicidad momentáneamente, para entretenerme en encontrar la verdad en mitad del país de la locura.

El país de la locura es un lugar muy seco, no posee árboles ni fuentes, es una llanura yerma donde solo se encuentra la vieja y sabía soledad. La halle en mitad de la nada, fumando tranquilamente un cigarro infinito de olor amargo. Me acerque a ella, buscando la ayuda que tan desesperadamente necesitaba.
-¿Dónde puedo encontrar agua?, estoy sediento y temo que vaya a morir.
-No necesitas agua, al menos, no en el viaje que has emprendido.
Dicho esto, me ofreció el cigarro con un gesto enigmático y desapareció cuando las yemas de mis dedos entraron en contacto con el filtro ennegrecido por el humo de décadas. Me dejó solo, con un cigarrillo apagado entre los dedos y una sed de camello.

Pase dos días sin sol ni luna, esperando algo, sin saber el que. Hasta que la sed fue tan intensa que la sequedad de mi lengua anunciaba mi próxima muerte. Miraba el cigarro sin comprender, ¿cómo demonios lo iba a encender en mitad de la nada? La locura comenzó a adueñarse de mi mente, los recuerdos arreciaban en mi mente como la lejana lluvia que me condujo a este país, lo que hubiera dado en esos momentos por una gota de lluvia. Pero allí me encontraba yo, con un cigarrillo apagado en las manos y la cabeza dando vueltas en torno a un pasado que creía ya olvidado. Fue el instante crítico, el segundo antes de perder el poco conocimiento que me quedaba, cuando me lleve el ennegrecido filtro a los labios.

El humo tomo el control de mis pulmones, con su sabor amargo y corrosivo despertó mi mente, me levante renovado, la sed se había esfumado y en su lugar un ánimo incandescente empezaba a recorrer mi cuerpo. Había dominado mi cuerpo, ahora era el dueño del país de la locura y con la soledad regiría mis vastos dominios de nada hasta hallar la verdad.

Poco a poco me adentre en el desierto, perdiéndome en la locura. Comencé el camino hacia la verdad.

Aún sigo buscando, perdido en mitad de mi país solo soy una diminuta mota en la distancia, atascada en mitad de su viaje a la felicidad, atascada en una incansable búsqueda de la verdad que nunca habré de abandonar hasta que la muerte o el triunfo vengan a reclamarme.

miércoles, 11 de abril de 2012

LLamada a la lucha


Dame un sueño que yo levantaré una realidad, dame una bandera que ondear en mitad del campo de batalla y yo me mantendré firme hasta el último aliento, dame libertad y yo seguiré tus ordenes.

Ellos nos hablaron del progreso, ellos nos hablaron en discursos huecos, carentes de un significado real. Adornaron las verdades hasta transmutarlas en mentira. Saluda pueblo, pues eres la audiencia de su espectáculo, eres el público de los malabares de la historia. Te encuentras cómodo en tu sillón de cadenas, mientras en el foso de la orquesta, millones de voces hambrientas elevan sus súplicas en un eco infernal. Eres obediente y condescendiente, eres el espectador sordo, mudo y ciego que aplaude hasta llagar sus manos cuando su maquinaria comienza a vibrar, extasiada por el combustible del dinero y la mentira.

¿Te extraña oír mi voz? Soy la pesadilla que se introduce en tu letargo, soy la pesadilla que sueña con hacerte despertar en medio de un grito desgarrador, soy aquel que sueña con que puedas ver la realidad. Soy el superviviente a Matrix, la resistencia frente a su manipulación, soy esa mente a la que tildan de loco por contemplar el sol desde el escenario. Soy el actor destinado a desencadenar la catarsis, la bomba a punto de estallar que reventará vuestros tímpanos permitiéndoos oír, aquella bomba que quemará vuestros parpados permitiéndoos ver. Soy la deflagración que abrasara vuestra garganta para que podáis gritar.

No soy vuestro salvador, no soy vuestro mesías, solo soy vuestro camarada en la lucha. La pregunta es ¿querréis acompañarme?

martes, 10 de abril de 2012

Sed de lágrimas


¿ Cuánto vale una sonrisa? ¿Cuál es el precio de una calada de felicidad? Quizás se pague con una derrota, quizás el mundo no regale nada y esa curva que decora tus labios con sus alegres contornos sea el coste de futuras lágrimas.

Lágrimas que han convertido el lago donde descansa tu espíritu en un barrizal salobre donde no hay peces de colores nadando, donde el sol es perezoso y duerme eternamente. Un lugar de sombras y temores, pesadillas escondidas e inseguridad. Un presente sin futuro donde los brotes crecen enfermizos y moribundos.

Tu mirada te delata, has probado la ponzoña del lago, vives en una agonía constante, jadeo tras jadeo te aferras a la vida como un cadáver enganchado al pretil de un río. Te niegas a dejarte arrastrar, pero por tus brazos circula el veneno de la tristeza, corrompiendo tus venas con su gélido aliento de muerte, entumeciendo tus músculos con su nana traidora. Eres un niño perdido en el bosque, sin una madre que te acune entre sus brazos, solo cuentas con el arrullo del viento entre las ramas, el crujido de hojas y el susurro de pasos animales acercándose. Tienes miedo, lo sé, sientes el pavor de la pena, el sufrimiento de la soledad inevitable. Estas solo y no encuentras ningún amigo que te reconforte con las llamas del hogar y una conversación intrascendente. Otro alma con la que aliviar la carga de tu soledad.

Pero yo aliviare tu carga, te contare el secreto del universo, te entregare la llave de la felicidad y descorreré la cortina de tinieblas para levantar a tu perezoso sol, beberé el lago de lágrimas que se formó y compartiré mi sed contigo, mi sed de amistad. Déjame probar tu veneno y yo te entregaré mi alma.

El universo está formado por el frágil equilibrio entre sonrisas y lágrimas. ¿No crees que es hora de cobrar todas tus lágrimas?

lunes, 2 de abril de 2012

Cordero con alma de lobo (fragmento)

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-Pues muéstrame el camino hacia el poder, librame de mis vestiduras de cordero para llegar a lobo como tú.

El lobo sonrío satisfecho ante mi planteamiento, asintiendo lentamente elevó de nuevo su tono ronco y profundo para abrir mi mente.

-El poder es conocimiento, solo la mente te abrirá los caminos del mundo. El camino de la sangre solo conduce la locura del alma, es el saber el que te dará poder para ser libre, el que te librará de tus cadenas.

-Pero solo los hombres poseen conocimiento, solo ellos tienen el poder. Y lo utilizan en sus maquinas y herramientas, el hombre es el que posee el poder. ¿Cómo arrebatárselo?

-Oveja estúpida, los hombres no saben nada. Los hombres cargan a su espalda las mismas cadenas que cuelgan de tu cuello. Los hombres no entienden el mundo, se limitan a entender sus pasiones y solo trabajan en favor de sus intereses. Los hombres solo logran dominarse los unos a los otros, los hombres son analfabetos. Si quieres dominar el mundo debes conocerte a ti y al universo.

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